Elegí ser psicóloga porque quería ayudar a otros, pero en el camino descubrí que la psicología también me ayudaba a conocerme, cuidarme y transitar mis propios desafíos.
Esa experiencia me enseñó que acompañar implica mucho más que ofrecer técnicas o teorías: requiere presencia, empatía y herramientas que se puedan aplicar en la vida cotidiana.

Con el tiempo, comencé a crear contenidos digitales, como mi cuadernillo sobre procrastinación, con un doble propósito: acercar recursos a quienes no pueden acceder a terapia y brindar materiales útiles a colegas que buscan nuevas formas de trabajar este tema con sus pacientes.
Mi intención es que cada herramienta que comparto sea práctica, accesible y adaptada a la realidad de cada persona.

Además, estoy desarrollando contenido sobre sexualidad, un tema que me apasiona y que durante mucho tiempo me incomodó.
Crecí rodeada de silencios en torno a la sexualidad, y fue precisamente eso lo que despertó en mí la necesidad de hablar, educar y acompañar desde un lugar libre de juicios y tabúes.
Porque cada silencio mantiene el problema, y creo profundamente que hablar de sexualidad es una forma de sanar, reconectar y vivir con mayor autenticidad.

Hoy, mi propósito es acompañar a más personas a vivir su sexualidad con autenticidad, libertad y plenitud, reconectando con su cuerpo, su deseo y su historia, para construir una vida más consciente y coherente con lo que realmente importa.